Sin trama y sin final es el título de un pequeño ensayo de Anton Chéjov a propósito del arte de escribir. En este blog se publicarán relatos de menos de doscientas palabras. Quien se atreva podrá mandar su obra a nuestra dirección de correo electrónico: sintramanifinal@gmail.com. Espero que hagamos una buena colección entre muchos.



7.1.11

La quiebra.


Helton Co. estaba a punto de desaparecer. La causa, en opinión de los principales accionistas, eran las extravagancias del viejo Helton, un loco que no sólo vestía como ellos y hablaba como ellos sino que, además, pretendía ser y actuar como ellos. Gregor Helton no admitía tratos de favor. Su despacho debía ser igual que todos los despachos, su mesa como las mesas del resto, su silla idéntica a todas las demás. Esto suponía gravísimos inconvenientes para el negocio, pero Gregor Helton era el jefe y nadie osaba contradecirle.

El 12 de abril la cúpula directiva iba a celebrar una reunión de gran importancia cuyo principal asunto sería el de la posibilidad de declarar la bancarrota. Gregor Helton fue el último en acudir. Al entrar en la sala de reuniones su enorme cuerpo destrozó la puerta, sus formidables patas quebraron las baldosas y, en su intento de sentarse con los aterrorizados accionistas, convirtió mesa y asientos en un desperdigado cúmulo de maderos y astillas.

-Arreglen esto para la próxima reunión -dijo, levantando con su habitual elegancia la trompa y recogiendo su sombrero marrón de entre los escombros-. Hasta pronto, señores.

Y Gregor Helton salió por donde había entrado.

3 comentarios:

  1. Lo menos que se puede decir es que es un Jefe de peso :-) El final me ha sorprendido. Si es lo que buscabas lo has conseguido.
    Blanca

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  2. Gracias Blanca. Dejar la gran revelación para el final del relato es algo que Kafka nunca tuvo la suerte de aprender de mí. ^^

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  3. Me da que Kafka se estará dando de cabezazos por allá arriba. Bueno, quizás no, pero seguro que le ha gustado tu relato.

    Va a ser verdad que el año pinta kafkiano. Luego Blanca nos llama raritos. Pero si Kafka era un tipo muy normal, ¿no?

    Vale: NO.

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