por Petrarca.
-¡Qué vergüenza, Paco! ¡Qué vergüenza! Mira en qué poco tiempo nos hemos venido abajo. Ya lo decía yo, ¿te acuerdas? Hace dos años que esto se veía venir pero, por unas cosas o por otras, habíamos resistido. Nos manteníamos, Paco. Ahora las cosas han llegado a un punto… Joder, que casi dan ganas de que se hunda todo. ¡A ver si aprendemos de una vez, coño! Porque los culpables no son sólo ellos. Lo he dicho muchas veces: desde el primero al último todos somos responsables. Ellos por no manejar bien los hilos y nosotros por no desenredarnos. Tú me lo has oído decir muchas veces. Pues, mira, ahí tienes la prueba. Venga al bocadillo, venga al oé oé… ¡Qué desilusión! Vivíamos de rentas y cuando uno vive de rentas más vale rezar para que no se te acabe la suerte. Y trabajar, Paco. Y trabajar. Que aquí hay mucho sinvergüenza. Cuando un barco se hunde las primeras en marcharse son las ratas y los primeros que llegan son los buitres. Ahí los tienes, esperando su turno. Esperando que todo se arregle para volver a estropearlo. Dan ganas de borrarse, Paco. Como perdamos en Anoeta te juro que me borro.
Bueno, pues confieso, Petrarca, que no era un relato de un aficionado a la Real.
ResponderEliminarNo sé por qué me da que este que tanto parla no se va a borrar. Sospecho también que no hablas sólo de fútbol, ni siquiera sobre todo de fútbol.
Un saludo.
J. P. Lázaro.