por The driver.
Me atrevo a decirte esto en doscientas palabras. Doscientas…, es tan poco si te lo pones a pensar. Es menos de lo que esperaba, menos de lo que pienso que necesitaré. Menos de lo que alcanza y definitivamente, menos de lo que te merecés.
Doscientas palabras es poco, ya lo sé, ni me lo digas. No te alcanza y me desespera. Me desespera pensar que, al igual que hoy y mis doscientas palabras, jamás he sido suficiente. Que siempre me que quedado corta, que nunca llegué a ser lo que pensaste que sería, que pretendías más, y en tanto pretender, desear, pedir, rogar a veces, no he podido colmar tus expectativas.
No, no, claro, está claro que no significás simplemente doscientas palabras, si no, no intentaría decirte lo que planeo decirte, no tengo más, quisiera más, pero es todo lo que tengo. No me presiones, ¡por Dios!, no me presiones.
“Prometo que algún día escribiré sobre esto”.
(Inserte aquí su canción melancólica favorita, la mía, él la sabe bien)
Se produce entonces un silencio que sofoca, que asfixia, que de a poco va matando, va marchitando la realidad cercana.
“Esto es raro, sólo necesité siete, pensé que serían más”
Bueno, amiga conductora, ya ves que me llegó el relato y que se ha publicado. Palabras, palabras, palabras, que decía Hamlet. Siete palabras son muchas para decir tan sólo que se tiene un plan. Doscientas son una barbaridad. Las palabras son a veces un escudo, una manera de postergar la acción temida.
ResponderEliminarDoscientas es, al fin y al cabo, sólo un número y pueden faltar o sobrar según qué, cómo y a quién queramos decir algo.
ResponderEliminarMuy bien amiga Conductora, me ha gustado mucho este viaje de siete a doscientas o viceversa, un saludo afectuoso
Pocas son las palabras necesarias para decir lo importante. Pero el ser humano necesita cargar a su semejante con el peso del como y por qué, y así sentirse aliviado. Me ha gustado como crece la tensión en tu relato para acabar en una huida. Un saludo. Blanca G.L.
ResponderEliminarGracias por los comentarios. A mí siempre me costó ser concisa, pero es verdad que a veces sobran las palabras.
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