Sin trama y sin final es el título de un pequeño ensayo de Anton Chéjov a propósito del arte de escribir. En este blog se publicarán relatos de menos de doscientas palabras. Quien se atreva podrá mandar su obra a nuestra dirección de correo electrónico: sintramanifinal@gmail.com. Espero que hagamos una buena colección entre muchos.



8.2.11

La imagen.

por Jlin

Andaba yo barruntando qué sería aquello ¿Estaba vivo o era tan solo una triste engañifa, una patética ilusión de vida? Nada. Igual no era nada. Quién sabe, cosas más raras se han visto. Lo cierto es que tampoco sabía muy bien qué narices hacía yo allí, frente a aquel lo que fuese. Miraba, escudriñaba y me esforzaba tratando de desentrañar el misterio de la imagen que tenía ante mí. Una imagen que, por cierto, parecía tener tanto interés en mí como yo en ella.  En un momento dado me pareció oír un susurro, una silenciosa maldición blasfema, eco tal vez de la mia propia. Pese a mi reconocida gallardía debo admitir que un amago de temor, miedo incluso, trepó por mi espina dorsal mascullándome al oído que me fuera. Lo cierto es que no suelo hacer caso de las voces que resuenan en mi cabeza pero aquella vez hice una excepción,  di media vuelta y salí a toda prisa del cuarto de baño olvidando apagar las luces del espejo.

6 comentarios:

  1. Me ha gustado la lectura de este relato, una situación entre extraña y común. ¿Quién no se ha sorprendido alguna vez al verse reflejado "diferente" en algún espejo o vitrina? En este caso, me he recreado en lo que estoy leyendo con ganas a la vez de llegar al final para entender. Un saludo. Blanca G.

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  2. He pensado algunas veces en el miedo a la imagen propia, y creo que tiene que ver con la sensación de inseguridad que produce, con la posibilidad de derrumbe al descubrir algo que preferimos mantener oculto, o de ser, de repente, otro distinto, de no reconocerse uno.

    Muy interesante, Jlin.

    J. P. Lázaro.

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  3. ¿Alguna vez has quedado prendado del reflejo de tus ojos en el espejo? Me ha pasado mientras me lavo los dientes, mientras canto cepillándome el pelo. En tu relato lo he recordado y me ha sacado una sonrisa. ¡Saludos!

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  4. TU relato me ha sacado una sonrisa en el rostro, recordándome como me quedaba prendada de la imagen en mis ojos mientras me lavaba los dientes, o cantaba cepillándome el pelo. ¡Saludos!

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